viernes, 23 de octubre de 2015

LA ORACIÓN DE LA RANA 489.

            Cuenta Plutarco que en cierta ocasión vio Alejandro Magno a Diógenes escudriñando atentamente un montón de huesos humanos.

             "¿Qué estás buscando?", preguntó Alejandro.

             "Algo que no logro encontrar", respondió el filósofo.

             "¿Y qué es?"

             "La diferencia entre los huesos de tu padre y los de tus esclavos."

              Igualmente indistinguibles son los huesos de los católicos y los de los protestantes, los de los hindúes y los de los musulmanes, los de los árabes y los de los israelitas, los de los rusos y los de los americanos.

              Y el que ha alcanzado la iluminación no ve la diferencia ni siquiera cuando los huesos están recubiertos de carne.

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