lunes, 6 de julio de 2015

LA ORACIÓN DE LA RANA 353.

              En un terreno desocupado que lindaba con su casa, un cuáquero había puesto un cartel con la siguiente leyenda: Este terreno le será dado a quienquiera que esté verdaderamente satisfecho.

             Un acaudalado granjero que pasó por allí se detuvo a leer el cartel y se dijo: "Si nuestro amigo el cuáquero está dispuesto a entregar este terreno, también yo puedo reclamarlo antes de que lo haga otro. Soy rico y tengo cuanto necesito, de modo que cumplo el requisito exigido."

           Se acercó, pues, a la puerta de la casa, llamó y explicó el motivo de su presencia. "¿Y estás verdaderamente satisfecho?", le preguntó el cuáquero.

           "Naturalmente que sí: tengo todo cuanto necesito."

           "Amigo", le dijo el cuáquero, "si estás satisfecho, ¿para qué quieres ese terreno?"

           Mientras otros se afanan por las riquezas,
           el instruido, contento con lo que tiene,
           lo posee sin necesidad de afanarse.

          Al contentarse con poco, 
          es tan rico como un rey.
          Incluso el rey es pobre
          cuando no le basta con su reino.
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