viernes, 6 de marzo de 2015

LA ORACIÓN DE LA RANA 289.

               El maestro de la escuela de tiro con arco tenía fama de ser además un verdadero Maestro de la vida.

               Un día, el más aventajado de sus discípulos logró hacer tres dianas seguidas durante una competición de carácter local, y todo el mundo estalló en aplausos. Las felicitaciones llovieron sobre el discípulo... y sobre el Maestro.

              Pero éste no parecía impresionado. Daba incluso la sensación de querer quitarle importancia al hecho.

             Cuando, más tarde, el discípulo le preguntó la razón de su actitud, el Maestro le dijo: "Aún te falta por aprender que el blando no es el blanco."

              "¿Y qué ES el blanco?", quiso saber el discípulo.

              Pero el Maestro no se lo dijo. Era algo que el joven tendría que aprender algún día por sí mismo, porque no podía decirse con palabras.

               Un día descubrió
               que lo que tenía que ambicionar
               no era el éxito,
               sino la actitud;
               no el blanco,
               sino la desaparición del ego.
      

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