miércoles, 31 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 230.

              Tampoco suele encontrarse la Verdad en estadísticas...

               Nasrudin fue arrestado y conducido al tribunal bajo la acusación de haber metido carne de caballo en las albóndigas de pollo que servía en su restaurante.

               Antes de pronunciar sentencia, el juez quiso saber en qué proporción mezclaba la carne de caballo con la de pollo. Y Nasrudin, bajo juramento, respondió: "Al cincuenta por ciento, Señoría".

              Después del juicio, un amigo le preguntó a Nasrudin qué significaba exactamente lo del "cincuenta por ciento". Y Nasrudin le dijo: "Un caballo por cada pollo".
   

martes, 30 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 229.

               La verdad no se encuentra en distingos...

              Un individuo estaba haciendo su doctorado en filosofía, y su mujer solo comprendió la seriedad con que estudiaba su marido el día que le preguntó: "¿Cuál es la razón de que me quieras tanto?"

              Veloz como el rayo, el marido replicó: "Cuando dices "tanto", ¿te refieres a la intensidad, a la profundidad, a la frecuencia, a la calidad o a la duración?"

              Jamás ha captado nadie
              la belleza de la rosa
              diseccionando sus pétalos.
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lunes, 29 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 228.

               La verdad no se encuentra en los convencionalismos...

               Cuando se reformó el trazado de la frontera ruso-finlandesa, le informaron a un granjero que la nueva línea divisoria pasaba justamente por enmedio de su granja y que, consiguientemente, tenía la posibilidad de elegir si quería pertenecer a Rusia o a Finlandia. El granjero prometió pensar seriamente el asunto; y al cabo de unas semanas anunció que deseaba vivir en Finlandia. Acudió una multitud de indignados funcionarios rusos con la intenció de explicarle las ventajas de pertenecer a Rusia y no a Finlandia.

               El granjero, tras escuchar sus razonamientos, dijo: "Estoy absolutamente de acuerdo con todo lo que ustedes dicen. De hecho, siempre he deseado vivir en la Madre Rusia. Pero, a mi edad, sencillamente no me siento capaz de sobrevivir a otro de esos terribles inviernos rusos".
  

domingo, 28 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 227.

                   La verdad no se encuentra en etiquetas...

                   Un inglés emigró a los Estados Unidos y adquirió la ciudadanía norteamericana.

                   Cuando regresó de vacaciones a Inglaterra, uno de sus parientes le recriminó por haber cambiado de nacionalidad.

                   "¿Qué has salido ganando con hacerte ciudadano norteamericano?", le preguntó.

                   "Bueno, ante todo, que he ganado la Revolución Americana", fue la respuesta.
 

sábado, 27 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 226.

                  La verdad no se encuentra en "slogans"...

                  Un grupo religioso solía usar para sus numerosos congresos un hotel cuyo lema, escrito con grandes caracteres en las paredes del vestíbulo, decía: "NO HAY PROBLEMAS, SOLO HAY OPORTUNIDADES".

                Un congresista se acercó al mostrador de recepción y dijo: "Usted perdone, pero tengo un problema..."

                Con una sonrisa, el recepcionista le replicó: "Aquí no tenemos problemas, señor. Únicamente tenemos oportunidades".

                "Llámelo como quiera", dijo el otro impaciente, "pero hay una mujer en la habitación que me han asignado".
    

viernes, 26 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 225.

                    Durante un ensayo con la orquesta, el director le dijo al trompetista: "Pienso que este pasaje requiere... ¿cómo le diría yo?... un enfoque más wagneriano...; no sé si me explico... Quiero decir: algo más enérgico, por así decirlo; algo más acentuado, con más cuerpo, más profundo, más..."

                   El trompetista le interrumpió: "¿Quiere que toque más fuerte, señor?"

                   "¡Sí, eso es lo que quiero decir!", fue todo cuanto pudo decir el pobre director.
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jueves, 25 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 224.

                  La verdad no se encuentra en las palabras...

                  "Ardo en deseos de aprender espiritualidad", le dijo un vecino al mullah Nasrudin. "¿Querrías venir a mi casa y hablarme de ello?".

                  Nasrudin no quiso comprometerse, porque, aun cuando veía que aquel hombre era algo más inteligente que la mayoría, también se daba cuenta de que abrigaba la ilusión de que el misticismo puede transmitirse con palabras.

                Algunos días más tarde, el vecino le llamó a gritos desde la terraza: "¡Mullah, ¿podrías ayudarme a soplar mi fuego?; las brasas se están apagando!"

                "¡Naturalmente que sí!, dijo Nasrudin.  "¡Tienes a tu disposición mi aliento: ven a mi casa y toma todo lo que puedas!".
    

miércoles, 24 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 223.

              Una joven pareja no sabía qué hacer con los celos que su hijo de tres años sentía hacia su hermanito recién nacido. Para ilustrarse, leyeron un libro de Psicología infantil.

              Un día en que el niño estaba de especial mal humor, la madre le dijo: "Toma este osito de peluche, hijo, y muéstrame lo que sientes hacia tu hermanito".

             Según el libro, el niño debería haber golpeado y retorcido por el cuello al osito de peluche. Pero, en lugar de eso, tomó el osito por una pierna y, con evidente delectación, se fue adonde estaba el bebé y le sacudió con el osito en la cabeza.
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martes, 23 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 222.

                     La verdad no se encuentra en teorías...

                    Un director de empresa que acababa de asistir a un seminario sobre "motivación" llamó a un empleado a su despacho y le dijo: "De ahora en adelante, se le permitirá a usted planificar y controlar su propio trabajo. Estoy seguro de que eso hará que aumente considerablemente la productividad".

                   "¿Me pagarán más?", preguntó el empleado.

                   "De ningún modo. El dinero no es un elemento motivador, y usted no obtendría satisfacción de un simple aumento de salario".

                   "Bueno, pero, si aumenta la productividad, ¿me pagarán más?"

                   "Mire usted", dijo el director. "Evidentemente, usted no entiende la teoría de la motivación. Llévese a casa este libro y léalo: en él se explica qué es lo que realmente le motiva a usted".

                  Cuando el empleado salía del despacho, se detuvo y dijo: "Y si leo este libro, ¿me pagará más?.
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domingo, 21 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 221.

               La verdad no se encuentra en símbolos...

               "Me han dicho que has vendido tu bicicleta..."

               "Así es".

               "¿Y por cuánto la has vendido?"

               "Por treinta dólares".

               "Me parece un precio razonable".

               "Lo es. Pero, si hubiera sabido que el tipo no me iba a pagar, le habría pedido el doble".
      

sábado, 20 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 220.

            La verdad no se encuentra en los nombres...

            Llegado el momento de poner un nombre a su primogénito, un hombre y su mujer empezaron a discutir. Ella quería que se llamase igual que su abuelo materno, y él quería ponerle el nombre de su abuelo paterno. Finalmente, acudieron al rabino que solventara la cuestión.

           "¿Cuál era el nombre de tu padre?", preguntó el rabino al marido.

           "Abiatar".

           "Y cómo se llamaba el tuyo?, preguntó a la mujer.

           "Abiatar".

           "Entonces, ¿cuál es el problema?", preguntó perplejo el rabino.

                 "Vera usted, rabino", dijo la mujer. "Mi padre era un sabio y el suyo un ladrón de caballos. ¿Cómo voy a permitir que mi hijo se llame  igual que un hombre como ése?

                  El rabino se puso a pensar en el asunto muy seriamente, porque se trataba de un problema verdaderamente delicado. No quería que una de las partes se sintiera vencedora y la otra perdedora. Al fin, dijo: "Os sugiero lo siguiente: llamad al niño "Abiatar"; luego esperad a ver si llega a ser un sabio o un ladrón de caballos, y entonces sabréis si le habéis puesto el nombre de uno o de otro abuelo".
      

             

viernes, 19 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 219.

                   Un obispo había decretado que las amas de los curas debían tener al menos cincuenta años. Y durante la visita a la diócesis descubrió, para su sorpresa, que un sacerdote pensaba estar cumpliendo la ley porque tenía dos amas, cada una de las cuales tenía veinticinco años.
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jueves, 18 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 218.

              La verdad no se encuentra en cifras...

              "Acusado", dijo el juez, "le he encontrado a usted culpable de veintitrés cargos. Por tanto, le condeno a usted a un total de ciento setenta y cinco años de cárcel".

             El reo, un hombre anciano, rompió a llorar. La expresión del juez se endulzó y dijo: "Pero no quiero ser cruel. Sé que la condena impuesta es muy severa. Realmente, no tiene usted que cumplirla en su totalidad..."

            En los ojos del reo brilló una luz de esperanza.

            "Eso está mejor", dijo el juez. "Límitese a cumplir los años que pueda".
    

miércoles, 17 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 217.

                  La verdad no se encuentra en fórmulas...

                  Un hombre que tomaba el té con un amigo en un restaurante estaba mirando fija y detenidamente su taza. De pronto dijo con aspecto resignado: "¡Ah, mi querido amigo, la vida es como una taza de té...!"

                  El otro, tras considerarlo unos instantes, se quedó mirando fija y detenidamente su taza de té y luego preguntó: "¿Por qué? ¿Por qué es la vida como una taza de té?

                  "¿Cómo voy a saberlo?", dijo el primero. "¿Acaso soy yo un intelectual?"
   

martes, 16 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 216.

               Siete tipos locos, que habían estado en la fiesta de una aldea vecina, regresaban de noche a su pueblo tambaleándose, con una borrachera más que mediana.

               Se puso a llover, y se refugiaron bajo un árbol para pasar la noche.

               Cuando se despertaron a la mañana siguiente, empezaron a gemir y a lamentarse ruidosamente. "¿Qué sucede?", preguntó un transeúnte.

               "Anoche nos acurrucamos bajo este árbol para dormir, señor", dijo uno de los locos, "y al despertar esta mañana estábamos hechos un lío y no podemos distinguir de quién es cada brazo y cada pierna".

               "Eso se soluciona enseguida", dijo el otro. "Dejadme un alfiler". Se lo deraon y él lo clavó en la primera pierna que vio. "¡Ay!", gritó uno de ellos. "Ahí lo tiene", dijo el transeúnte, "esa pierna es suya". Luego pinchó en un brazo. "¡Ay!" exclamó otro, identificándose como el propietario de dicho brazo. Y así sucesivamente, hasta que se deshizo el lío; y los locos regresaron felices a su pueblo, enriquecidos con una nueva experiencia.

              Cuando tu corazón responda instintivamente a las alegrías y a las penas de los demás, sabrás que te has desprendido de tu yo y habrás alcanzado la experiencia de tu "uni-corporeidad" con la raza humana... y al fin habrá triunfado el amor.
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lunes, 15 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 215.


Muso, uno de los más ilustres Maestros de su tiempo, viajaba en compañía de un discípulo. Llegaron a un río y embarcaron en un "ferry". Cuando éste estaba a punto de desatracar, llegó corriendo un samurai borracho y saltó dentro de la sobrecargada embarcación, que a punto estuvo de zozobrar. Luego empezó a tambalearse violentamente, poniendo en peligro la estabilidad del frágil navío, por lo que el barquero le suplicó que se estuviera quieto.

            "¡No hay derecho a que nos tengan aquí como sardinas en banasta!", protestó estridentemente el samurai. De pronto, vio a Muso y gritó: "¡Mira quién está ahí! ¡Vamos a arrojar por la borda a ese santón!"

             "Ten paciencia, por favor", dijo Muso. "No tardaremos en llegar al otro lado".

             "¿Cómo dices? ¿Qué tenga yo paciencia?", gritó el samurai fuera de sí. "¡Qué te parece...! ¡Si no saltas antes de un minuto, yo mismo te echaré por la borda!".

             La sensación de calma que reflejaba el rostro del Maestro ante aquella amenaza enfureció de tal manera al samurai que se acercó a Muso y le arreó un par de bofetones en la cara, haciéndole sangrar. El discípulo, que era un hombre corpulento, ya no aguantó más y le dijo a su Maestro: "Después de lo que ha hecho, ya no merece vivir".

            "¿Por qué alterarse tanto por una tontería?", dijo Muso con una sonrisa. "Es en ocasiones como ésta cuando se pone a prueba nuestro adiestramiento. Debes recordar que la paciencia es algo más que una palabra". Y a continuación compuso este poema:

              "El que golpea y el golpeado
               son simples actores de un drama
               tan efímero como un sueño".

     

domingo, 14 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 214.

                     Jitoku era un excelente poeta que había decidido estudiar Zen, para lo cual concertó una cita con el Maestro Ekkei en Kyoto. Acudió ilusionadísimo al Maestro, pero en el momento en que se presentó ante éste recibió una bofetada que le dejó perplejo y humillado, pues jamás se había atrevido nadie a golpearle. Pero, como el Zen prohíbe decir ni hacer nada si no lo ordena el Maestro, salió de allí en silencio e, indignadísimo, se fue a ver a Dokuon, el discípulo, le contó lo sucedido y le dijo que pensaba desafiar en duelo al Maestro.

                   "¡Pero si el Maestro ha querido ser amable contigo...!", le dijo Dokuon. "Métete de lleno en la práctica del "zazen" y lo comprobarás por ti mismo".

                   Y eso fue exactamente lo que hizo Jitoku, ejercitándose durante tres días y tres noches con tal intensidad que alcanzó una iluminación extática muy superior a todo cuanto podría haber imaginado. Y Ekkei le hizo saber su satisfacción por el "satori" obtenido.

                   Jitoku volvió a visitar a Dokuon, le agradeció su consejo y le dijo: "Si no hubiera sido por tu buen juicio, jamás habría tenido yo esta transformadora experiencia. Y por lo que se refiere al Maestro, ahora veo que su bofetada no fue lo bastante fuerte".
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sábado, 13 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 213.

                 El Abad Anastasio tenía un libro de finísimo pergamino que valía veinte monedas y que contenía el Antiguo y el Nuevo Testamento. Una vez fue a visitarle cierto monje que, al ver el libro, se encaprichó de él y se lo llevó. De modo que aquel día, cuando Anastasio fue a leer su libro, descubrió que había desaparecido, y al instante supo que el monje lo había robado. Pero no le denunció, por temor a que, al pecado de hurto, pudiera añadir el de perjurio.

              El monje se había ido a la ciudad y quiso vender el libro, por el que pedía dieciocho monedas. El posible comprador le dijo: "Déjame el libro para que pueda averiguar si vale tanto dinero". Entonces fue a ver al santo Anastasio y le dijo: "Padre, mire este libro y dígame si cree usted que vale dieciocho monedas". Y Anastasio le dijo: "Sí, es un libro precioso, y por dieciocho monedas es una ganga".

             El otro volvió adonde estaba el monje y le dijo: "Aquí tienes tu dinero. He enseñado el libro al Padre Anastasio y me ha dicho que sí vale las dieciocho monedas".

             El monje estaba anodadado. "¿Fue eso todo lo que te dijo? ¿No dijo nada más?"

             "No, no dijo una sola palabra más".   

                 "Bueno, verás... he cambiado de opinión... y ahora ya no quiero vender el libro..."

              Entonces regresó adonde Anastasio y, con lágrimas en los ojos, le suplicó que volviera a quedarse con el libro. Pero Anastasio le dijo con toda paz: "No, hermano, quédate con él. Es un regalo que quiero hacerte". Sin embargo, el monje dijo: "Si no lo recuperas, jamás tendré paz".

              Y desde entonces, el monje se quedó con Anastasio para el resto de sus días.
  

viernes, 12 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 212.

                La familia se había reunido para cenar, y el hijo mayor anunció que iba a casarse con la vecina de enfrente.

                "¡Pero si su familia no le dejó una perra...!", objetó el padre.

                "¡Ni ella ha sido capaz de ahorrar un céntimo!", añadió la madre.

                "¡Y no sabe una palabra de fútbol!", dijo el hermano pequeño.

                 "¿Jamás he visto a una chica tan cursi!", dijo la hermana.

                 "¡No sabe más que leer novelas!", dijo el tío.

                 "¡No tiene gusto para vestir!", dijo la tía.

                 "¡Se lo gasta todo en maquillaje!", dijo la abuela.

                 "Todo eso es verdad", dijo el muchacho. "Pero tiene una enorme ventaja sobre todos nosotros".

                  "¿Cuál", exclamaron todos.

                  "Que no tiene familia".
          

jueves, 11 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 211.

          Había un viejo sufí que se ganaba la vida vendiendo toda clase de baratijas. Parecía como si aquel hombre no tuviera entendimiento, porque la gente le pagaba muchas veces con monedas falsas que él aceptaba sin ninguna protesta, y otras veces afirmaban haberle pagado, cuando en realidad no lo habían hecho, y él aceptaba su palabra.

        Cuando le llegó la hora de morir, alzó sus ojos al cielo y dijo: "¡Oh, Alá! He aceptado de la gente muchas monedas falsas, pero ni una sola vez he juzgado a ninguna de esas personas en mi corazón, sino que daba por supuesto que no sabían lo que hacían. Yo también soy una falsa moneda. Mo me juzgues, por favor".

       Y se oyó una Voz que decía: "¿Cómo es posible juzgar a alguien que no ha juzgado a los demás?"

        Muchos pueden actuar amorosamente.
       Pero es rara la persona que piensa amorosamente.
  

miércoles, 10 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 210.

           Cuando el conde de Mountbatten, el último Virrey de la India, anunció que su sobrino, el príncipe Felipe, iba a casarse con la Princesa Elizabeth, el Mahatma Gandhi le dijo: "Me encanta saber que su sobrino va a casarse con la futura reina, y me gustaría hacerle un regalo de bodas; pero ¿qué puedo regalarle, sino tengo nada?"

          "Tiene usted su rueca", le dijo el Virrey. "Podría usted hilar y tejer algo para ellos".

          Y gandhi les hizo un mantel que Mountbatten envió a la Princesa Elizabeth con esta nota: "Guardad esto con las joyas de la Corona".

          ...porque había sido tejido por un hombre que había dicho: "Los ingleses deberían marcharse como amigos".
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martes, 9 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 209.

        Le intrigaba a la congregación el que su rabino desapareciera todas las semanas la víspera del sábado. Sospechando que se encontraba en secreto con el Todopoderoso, encargaron a uno de sus miembros que le siguiera.

        Y el "espía" comprobó que el rabino se disfrazaba de campesino y atendía a una mujer pagana paralítica, limpiando su cabaña y preparando para ella la comida del sábado.

        Cuando el "espía" regresó, la congregación le preguntó: "¿Adónde ha ido el rabino? ¿Le has visto ascender al cielo?"

        "No", respondió el otro, "ha subido aún más arriba".
  

lunes, 8 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 208.

         Se encontró un amigo con el famoso ensayista Charles Lamb y le dijo: "Quisiera presentarte a don Fulano de tal".

         "No, muchas gracias", respondió Lamb. "No me gusta ese hombre".

        "¡Pero si no lo conoces...!"

        "Ya lo sé. Por eso no me gusta", dijo Lamb.

        "Tratándose de personas, yo conozco lo que me gusta".
         "Quieres decir que te gusta lo que conoces".
     

domingo, 7 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 207.

            Preguntó un guru a sus discípulos si sabrían decir cuándo acababa la noche y empezaba el día.

           Uno de ellos dijo: "Cuando ves a un animal a distancia y puedes distinguir si es una vaca o un caballo".

           "No", dijo el guru.

           "Cuando miras un árbol a distancia y puedes distinguir si es un mango o un anacardo".

           "Tampoco", dijo el guru.

           "Está bien", dijeron los discípulos, "dinos cuándo es".

           "Cuando miras a un hombre al rostro y reconoces en él a tu hermano; cuando miras a la cara a una mujer y reconoces en ella a tu hermana. Si no eres capaz de esto, entonces, sea la hora que sea, aún es de noche".
      

sábado, 6 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 206.

                   Estaba un día Diógenes plantado en la esquina de una calle y riendo como un loco.

                   "¿De qué te ríes?", le preguntó un transeúnte.

                   "¿Ves esa piedra que hay en medio de la calle? Desde que llegué aquí esta mañana, diez personas han tropezado en ella y han maldecido, pero ninguna de ellas se ha tomado la molestia de retirarla para que no tropezaran otros".
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viernes, 5 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 205.

             Se acercaba la época de las lluvias monzónicas y un hombre muy anciano estaba cavando hoyos en su jardín.

             "¿Qué haces?,", le preguntó su vecino.

             "Estoy plantando anacardos", respondió el anciano.

             "¿Esperas llegar a comer anacardos de esos árboles?"

             "No, no pienso vivir tanto. Pero otros lo harán. Se me ocurrió el otro día que toda mi vida he disfrutado comiendo anacardos plantados por otras personas, y ésta es mi manera de demostrarles mi gratitud".
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jueves, 4 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 204.

                   Un califa de Bagdad llamado Al-Mamun poseía un hermoso caballo árabe del que estaba encaprichado el jefe de una tribu, llamado Omah, que le ofreció un gran número de camellos a cambio; pero Al-Mamun no quería despresnderse del animal. Aquello encolerizó a Omah de tal manera que decidió hacerse con el caballo fraudulentamente.

            Sabiendo que Al-Mamun solía pasear con su caballo por un determinado camino, Omah se tendió junto a dicho camino disfrazado de mendigo y simulando estar muy enfermo. Y como Al-Mamun era un hombre de buenos sentimientos, al ver al mendigo sintió lástima de él, desmontó y se ofreció a llevarlo a un hospital.

          "Por desgracia", se lamentó el mendigo, "llevo días sin comer y no tengo fuerzas para levantarme". Entonces, Al-Mamún lo alzó del suelo con mucho cuidado y lo montó en su caballo, con la idea de montar él a continuación. Pero, en cuanto el falso mendigo se vio sobre la silla, salió huyendo al galope, con Al-Mamún corriendo detrás de él para alcanzarlo y gritándole que se detuviera. Una vez que Omah se distanció lo suficiente de su perseguidor, se detuvo y comenzó a hacer caracolear al caballo.

           "¡Está bien, me has robado el caballo!", gritó Al-Mamún. "¡Ahora solo tengo una cosa que pedirte!"

            "¿De qué se trata?", preguntó Omah también a gritos.

            "¡Que no cuentes a nadie cómo te hiciste con el caballo!"

            "¿Y por qué no he de hacerlo?"

            "¡Porque quizás un día puede haber un hombre realmente enfermo tendido junto al camino y, si la gente se ha enterado de tu engaño, tal vez pase de largo y no le preste ayuda!"
   

miércoles, 3 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 203.

                Jeremías estaba enamorado de una mujer altísima, y todas las noches, al regresar del trabajo a su casa, suspiraba por poder besarla, pero era demasiado tímido para pedírselo.

               Una noche, sin embargo, se armó de valor y le dijo:
               "¿Querrías darme un beso?" Ella mostró su conformidad; pero, como Jeremías era extraordinariamente bajo de estatura, se pusieron a buscar algo sobre lo que pudiera subirse. Al fin, encontraron en una herrería abandonada un yunque sobre el que Jeremías alcanzó la altura deseada.

             Tras caminar durante cerca de un kilómetro, Jeremías le dijo a la mujer: "¿Podrías darme otro beso, querida?"

             "No", respondió la mujer. "Ya te he dado uno, y es suficiente por hoy".

              Y Jeremías dijo: "Entonces, ¿por qué no me has impedido cargar con este maldito yunque?

              ¡El amor soporta la carga sin sentir su peso!

martes, 2 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 202.

               Un anciano peregrino recorría su camino hacia las montañas del Himalaya en lo más crudo del invierno. De pronto, se puso a llover.

              Un posadero le preguntó: "¿Cómo has conseguido llegar hasta aquí con este tiempo de perros, buen hombre?"

              Y el anciano respondió alegremente: "Mi corazón llegó primero, y al resto de mí le ha sido fácil seguirle".
  

lunes, 1 de diciembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 201.

   Cuando una joven de dieciocho años gastó todos sus ahorros en comprar un regalo para su madre, ésta se sintió agradecidísima y verdaderamente feliz, porque una madre y ama de casa suele tener mucho trabajo y no es frecuente que se lo reconozcan.

   La joven parecía haber comprendido esto, porque le dijo a su madre: "Esto es porque te matas a trabajar, madre, y nadie lo aprecia".

   Y la madre le dijo: "También tu padre se mata a trabajar...".

   "Sí", replicó la joven, "pero él no anda pregonándolo a todas horas".