domingo, 9 de noviembre de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 183.

              En el funeral de un hombre riquísimo había un individuo desconocido que se lamentaba y lloraba tanto como los demás.

              El sacerdote oficiante se acercó a él y le preguntó: "¿Es usted, quizá, pariente del difunto?"

             "No".

             "Entonces, ¿por qué llora usted de ese modo?

             "Precisamente por eso".

             Toda aflicción -sea cual sea la ocasión- es por uno mismo.
    

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