martes, 29 de julio de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 140.

                Era frecuente ver al párroco charlando animadamente con una hermosa mujer de mala reputación, y además en público, para escándalo de sus feligreses.

               De manera que le llamó el obispo para echarle un rapapolvo. Y una vez que el obispo le hubo reprendido, el sacerdote le dijo: "Mire usted, monseñor, yo siempre he pensado que es mejor charlar con una mujer guapa y con el pensamiento puesto en Dios que orar a Dios y con el pensamiento puesto en una mujer guapa".

               Cuando el monje va a la taberna,
               la taberna se convierte en su celda;
               cuando el borracho va a la celda,
              la celda se convierte en su taberna.
  

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