martes, 29 de julio de 2014

LA ORACIÓN DE LA RANA 136.

                 Entró un hombre en la consulta del médico y le dijo: "Doctor, tengo un terrible dolor de cabeza del que no consigo librarme. ¿Podría usted darme algo para curarlo?"

                "Lo haré", respondió el médico. "Pero antes deseo comprobar una serie de cosas. Dígame, ¿bebe usted mucho alcohol?"

                "¿Alcohol?", replicó indignado el otro. "¡Jamás pruebo semejante porquería!"

                "¿Y qué me dice del tabaco?"

                "Pienso que el fumar es repugnante. Jamás en mi vida he tocado el tabaco".

                "Me resulta un tanto violento preguntarle esto, pero..., en fin, ya sabe usted cómo son algunos hombres... ¿Sale usted por las noches a echar una cana al aire?"

                 "¡Naturalmente que no! ¿Por quién me toma? ¡Todas las noches estoy en la cama a las diez en punto, como muy tarde!"

                 "Y dígame", preguntó el doctor, "ese dolor de cabeza del que usted me habla, ¿es un dolor agudo y punzante?"

                 "¡Sí!", respondió el hombre. "¡Eso es exactamente: un dolor agudo y punzante!"

                  "Es muy sencillo, mi querido amigo. Lo que le pasa a usted es que lleva el halo demasiado apretado. Lo único que hay que hacer es aflojarlo un poco".  

                  Lo malo de los ideales es que,
                  si vives con arreglo a todos ellos,
                  resulta imposible vivir contigo.        
 
 

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